domingo, 27 de febrero de 2011

¿Grato es llorar?

Bernard Fougéres

domingo 27 de febrero del 2011
“Grato es llorar cuando afligida el alma no encuentra alivio en su dolor profundo”. El pasillo Lamparilla lo dice todo con extrema sencillez. No solo lloran los humanos, gimen los animales, suplican con la mirada. Los psicólogos elaboran teorías complicadas acerca de las emociones, la frontera que separa instinto e inteligencia. ¿Quién puede saber lo que sucede en un perro cuando lo azotan si siente por su amo algo que se parece tanto al amor? Un ser humano realiza huelgas de hambre, unos pocos llegan a prenderse fuego, quemándose vivos, mas el can puede dejarse morir si desaparece su dueño. He visto la foto de una foca a la que mataban a pico limpio: les juro que había lágrimas en sus ojos. También a veces las hay en los ojos del toro al que intentan matar sin lograr rematarlo. Presumo que la langosta sufre lo indecible cuando la zambullen en agua hirviendo, pues emite un chillido muy elocuente. No lo recuerdo cuando llega a mi mesa rodeada de mayonesa, tampoco la mirada de la res sacrificada cuando me presentan una parrillada.

Los seres humanos lloran a moco tendido. Es tonto decir que lagrimear es cosas de mujeres, pues asoma el llanto para expresar emoción, alegría, rabia, dolor. La ternura no sabe de sexo. Presenciar el nacimiento de un hijo, un nieto, acariciar cachorritos, derrite a cualquier mortal. Ver morir a un ser amado, fallecer a un amigo, es abrir el dique donde represamos aquella laguna de agua y sal, quizás por eso hablamos de “llorar a mares”. Se llora por desamor, también por amor. No conozco nada tan hermoso como sentir llegar aquella dulce humedad en nuestros ojos tan solo por mirar a quien amamos. Me sucedió muchas veces frente a mi esposa.

Hay separaciones imperativas pero crueles; siempre sufre más uno de los dos. Existen seres que jamás se reponen de una herida, basta una melodía para irritar la cicatriz. Después de cada dolor queda la memoria. Un proverbio chino reza: “No podemos impedir que las aves de la tristeza revoloteen sobre nosotros pero es factible evitar que hagan su nido en nuestra cabellera”. Filosofar es una forma de racionalizar la melancolía. El amor se nutre de nostalgia porque se sabe frágil, efímero, cuando nosotros exigimos que sea eterno. Besar con esencial ternura es la mejor forma de decirlo todo sin usar palabras. Catulo escribió: “Si numeras lacrymas, numeres licet oscula; sed si non numeras lacrymas, osculas no numeres” (si cuentas lágrimas es lícito contabilizar besos; pero si no cuentas lágrimas, ¿para qué contar besos?) Ovidio en su Arte de amar habla de besos húmedos que bebemos en los ojos del ser amado. Los italianos tienen un vino elaborado con uvas del Vesubio: se llama Lacryma Christi. Jesús lloró frente a Jerusalén porque veía en segundos el futuro desmembramiento de su tierra, muerte por doquiera. Lloró por la muerte de Lázaro y lloró en Getsemaní.

Nada conmueve tanto como las lágrimas cuando las acompaña el más absoluto silencio. Liv Ullman me contó hace años que una niña tailandesa le dijo: “Solo lloro cuando llueve para que los demás no se den cuenta”.
Dibujo de: 

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