domingo, 17 de octubre de 2010

Todo tiene un motivo

Bernard Fougéres
bernardf@telconet.net

domingo 17 de octubre del 2010
Dios multiplica las visitas; si no hay nadie cuando toca nuestra puerta, suele dejar mensajes. Para impulsarnos a buscarlo finge de repente abandonarnos. Respeto demasiado la idea que tengo de Él como para volverlo responsable del mundo en el que vivimos. Eva y Adán jamás hubieran muerto de cáncer, de sida. Tenemos el mundo que merecemos. Dios no creó la cocaína ni la bomba atómica ni la Inquisición ni los campos de concentración.

Existe una razón para cada situación. Si al quedarnos solos no buscamos a quien pudiera acompañarnos, es porque miramos, oímos, probamos, olimos, tocamos con los cinco sentidos de nuestra pareja fallecida, es nuestra forma de seguirla amando. Podemos cruzar a una mujer maravillosa, pero resulta difícil desligarnos de quien nos acompañó durante varias décadas. Miguel Palacio Frugone lo expresó así: “No sé lo que pasaría si uno de los dos partiera. Moriría viviendo, viviría muriendo”. Ignoramos si nos espera mañana la soledad o un nuevo amanecer: todo tiene un motivo.

Malicia, tristeza, alegría, amargura, envidia acumulan en nuestro rostro las arrugas que merecemos. Las combatimos, es saludable hacerlo, mas envejecer es la única forma de no morir. Dios usa el afecto de dos seres para darles una pequeña idea del inmenso amor que les tiene. Creó nuestro cuerpo para que experimentemos placer, inventó el dolor para que palpemos la diferencia. Ha creado la vida para que la llenemos con nuestras efímeras fantasías, la muerte para que nos deslumbre el sueño eterno.

Dijo Dostoievski: “Amar a un ser humano es verlo como Dios quiso que fuera”. El matrimonio es búsqueda constante de nuestra mitad. Ciertos cónyuges viven décadas sin llegar a conocerse ni alcanzar la dicha por empantanarse en la rutina. Ser feliz es hacer feliz a nuestra pareja, amar es tratar con pasión de conocer al prójimo. Cuando amamos a una mujer no es al amor que buscamos en ella sino algo divino oculto en pleno centro de nuestra pasión. Dios no dice: “Tal camino lleva hacia mí y tal otro no”. Dice: “Todo lo que tú hagas puede ser el camino siempre que lo sigas de tal manera que te lleve hacia mí. Más importante que la religión en la que crees es el amor mío que vas regando día tras día. Tú no me buscas, te busco yo. Soy amor. Amar es mirarme a los ojos o morir en el intento. No existen pecados de amor sino de desamor”.

Al hacer el amor intentamos descubrir el afecto eterno. La emoción de la piel es el despertar fugaz de una superficie bajo la cual se anidan placeres sin final. “Si Dios no existiera, Mozart, Bach, Beethoven no tendrían razón de ser”. Me lo dijo Alberto Cortez hace dos semanas. Hawking pretende demostrar que no hay divinidad creadora. Es más difícil probar que existe el hombre, pues se ha deshumanizado, mientras que por amor un perro puede dejarse morir de hambre.


Dibujo de: Goñi Montes 

Fuente
Diario el universo

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